jueves, 14 de mayo de 2009

Una curiosa apología

The Curious Case of Benjamin Button es una memorable historia que permite al espectador reflexionar sobre la vida y sus detalles, sobre quienes la viven con nosotros y sobre nuestra capacidad para cambiarla. Una historia que también nos permite reflexionar sobre las veces que, sin darnos cuenta, dejamos pasar de largo oportunidades para agradecer y estar felices, veces que olvidamos valorar los pequeños detalles que hacen llevadera la existencia. Atrapados, quizá, en la rutina y en la frustración de expectativas incumplidas.

En general, una historia que toma en perspectiva la vida de un hombre diferente. Lo curioso del caso de Benjamin es que su cuerpo va en sentido contrario al de su mente y al de todos nosotros, es decir, su cuerpo se hace joven mientras que su mente madura. Es así como el director plantea su historia, en la que se nos recuerda que hay quienes viven creyendo en el destino. Esta historia nos recuerda que vivir es no creer que ya todo está dicho, que siempre hay posibilidades de que las cosas sean diferentes.


Abandonado a su suerte a la entrada de lo que para su fortuna resultó ser un refugio para los ya no queridos. Tal vez porque se suponía que no viviría mucho, Benjamin atesoraba cada detalle, cada sensación, cada palabra. Al inicio de su vida, planteada en reversa, la apreciación de detalles que a menudo son obviados por quienes están viviendo de forma normal, se volvió el factor común. Sus limitaciones físicas, esas que compartía con los demás inquilinos del asilo, nunca impidieron que en su mente, carente del cansancio de una larga vida, florecieran la curiosidad e inocencia de un niño. Así, acompañando a Benjamin, tenemos la posibilidad de alegrarnos por nimiedades como el sonido de una casa en medio de la noche, como las lecciones de música de una extraña mujer o las historias de fábula de un hombre también diferente a los demás.

La belleza de esta historia radica en la capacidad del personaje de mantener su pureza de espíritu y benevolencia de carácter. El distinguirse de los demás nunca fue un impedimento para él, nunca negó sus defectos, ni limitaciones, nunca se negó a sí mismo. Pero eso tampoco le impidió ser osado, osadía que derivada de su ingenuidad lo llevó a tener las experiencias más bizarras, que a pesar de todo Benjamin siempre atesoró.

En Benjamin Button se ama con paciencia, se ama con intensidad y también se ama con sacrificio. Y que sería de una historia de vida sin un amor como el de Benjamin y su amada. Amor que tuvo que esperar el momento adecuado para florecer y que a la mitad de sus vidas los encontró a ambos, para no dejarlos jamás.

Lo curioso de amar en esta historia es que todos entienden que llegará un momento en que se dirá adiós. Porque como se dice en la película, hay cosas que no duran, pero otras sí, que trascienden el tiempo, la vida y la presencia del otro. Así el sacrificio por la felicidad del otro termina siendo el común que une a los amantes al final de su camino. Así, un día ella llegó a él para no irse más. Para estar ahí hasta el final. Su final. El final de esta historia.

1 comentario:

  1. A mí me dio hueva, porque empezó muy bien pero después sufrí por creer que nunca iba a acabar. Pero bueno, sí es una historia de amor de esas simplonas que todos quieren vivir.

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